miércoles, 19 marzo, 2025
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Las villanas de Betty, la fea, en la vida real: la hipocresía de no hablar de los cuerpos y un feminismo que se traduce a vandalismo

Aún a la distancia virtual, su cercanía devuelve risas, remates y hasta cierta sincronización para hablar, Zoom mediante, sin pisarse. Seguramente no sean en vano las horas de vuelo escénico compartidas entre Lorna Cepeda y Natalia Ramírez. La dupla de actrices colombianas, ex Betty, la fea, que con 25 años de amistad y contando, no demoran en confirmar lo inevitable: una química que se sostiene intacta.

Tan vigente como sus villanas en el tanque global de RCN Televisión, que vio nacer a la ejecutiva Marcela Valencia, contrafigura de Betty, interpretada por Natalia y a la engreída pero simpática Patricia Fernández, “La peliteñida”, en la piel de Cepeda.

Pero hace 25 años, como si la ficción lo vaticinara, las icónicas malvadas de Ecomoda fueron amigas primero por libreto. Incluso un año antes de inmortalizar sus personajes en la telenovela que arrasó en versiones adaptadas en el género, Lorna y Natalia ya se estrenaban como colegas de set.

Más tarde y como en un continuado plano secuencia, vendría todo lo demás. Que, entre otras rutas y escenarios del mundo (Betty teatro, 2017, Mi pequeña mamá, 2000, El diván rojo, 2020) con sets compartidos hasta en la Argentina (Doctor Amor, 2003, con Arturo Puig) las convoca nuevamente en dupla a Buenos Aires.

El 8 de abril, a las 20, el Teatro Broadway levantará el telón por única función con Muertas de la risa. Una comedia negra con un trasfondo “que te invita a reflexionar”, dirigida por Juan Ricardo Gómez y que las tiene por primera vez como socias productoras y protagonistas.

“Es como volver a casa. La Argentina es un país que nos acogió en el 2003 de una manera impresionante y nos abrieron los brazos. De hecho, la presidente de mi club de fans es argentina”, dice Natalia.

Natalia Ramírez y Lorna Cepeda ya eran amigas antes de grabar «Betty, la fea». Lo siguen siendo y le agregaron el rubro «Socias».

La sorpresa del mate y una sola bombilla

-¿Hay algo más que las conecte con Buenos Aires, además de la fidelidad del público?

Ramírez: ¡A mí el teatro! Yo me puedo morir de hambre, pero voy al teatro. Lorna, en cambio, puede comer y comer. Un bife de chorizo…

Cepeda: Me puedo comer todo. Ya me estoy saboreando la mollejita, los helados, los alfajores, las facturas. El mate compartido con el mismo pitillo (por bombilla), jaja. Delicioso.

Ramírez: Eso me sorprende un poco. El pitillo me cuesta. Voy a llevar mi propio pitillo.

-Además de colegas, son amigas y tienen mucho taco gastado en las tablas juntas y por separado. ¿Hacerse socias era cuestión de tiempo?

Cepeda: Digamos que Natalia es la súper productora. Tiene una mente que, Dios mío, quisiera alcanzar algún día. Cómo se organiza, su intensidad. Aquí estoy aprendiendo todo de ella. Sólo una vez hice producción, pero el teatro tiene su magia, su ciencia. Entonces cuando le dije a Nati que nos asociáramos, tenía clarísimo que la que iba a aprender de ella era yo.

Lorna Cepeda dice que va a llegar a Buenos Aires y se va a comer todo. Enumera: «Mollejita, helados, alfajores, facturas…».

-¿Natalia, te reconocés en esa maestra?

Ramírez: Siempre me ha gustado compartir mi conocimiento. Si algo se puede enseñar, para eso está. ¡Para que Lorna se convierta en una súper productora!

Con idas y venidas a Bogotá, pero a base de ensayo virtual, la dupla montó una obra “sin egos”, donde el protagonista es el espectáculo. “Nosotras somos sólo elementos para que esa obra salga bien, con personajes muy contradictorios”, dicen sobre esta pieza tragicómica, con giros inesperados y producción de Live Experience junto a Newxus.

-Trabajaron juntas antes y después de “Betty, la fea”, en diferentes proyectos y formatos. ¿Cómo es hacer comedia con alguien con el que uno se conoce hasta en los silencios? ¿Hasta qué punto es una ventaja o corre riesgo de descansar en eso?

Ramírez: Es una ventaja maravillosa. Porque conocernos tanto nos permite jugar, experimentar y dar todo de nosotras. Y si vemos que el público no nos está dando la respuesta, con una mirada ya sabemos que tenemos que modificar algo. El protagonista es el espectáculo y ambas lo tenemos claro, esto no es una cuestión de ego.

Betty, en el túnel del tiempo

Esa confianza, la que sólo nace de las vivencias compartidas, también se reflejó en set el año pasado. Tras el revival de Betty, la fea, La historia continúa, secuela emitida por Prime Video (con libros de la argentina Marta Betoldi y equipo), que 25 años después reunió a gran parte del elenco original.

Natalia Ramírez. A la actriz colombiana le resulta raro compartir la bombilla («el pitillo», dice) del mate.

-Como si el tiempo no hubiera pasado…

Ramírez: Pasó así, te lo juro. Hicimos nuestra primera escena en sala de juntas, Julián Arango (Hugo Lombardi), dijo: “¿Ustedes no sienten como si hubiésemos grabado ayer?” Y sí. El túnel del tiempo. Somos familia. Fue la fiesta de Navidad de fin de año.

-Pero los tiempos cambiaron y el mundo no es el mismo. ¿Cómo pensarían hoy a sus personajes de “Betty…” en este presente de mayor diversidad, donde ya no se habla de los cuerpos ajenos? ¿Le darían una vuelta de tuerca?

Ramírez: Yo creo que es una doble moral lo que está pasando ahora. El que no se pueda hablar no significa que no pase o lo pienses. Es como tapar lo que sale por los poros. Marcela sigue siendo lo que fue y no va a cambiar. Porque para que cambie tiene que reconocer que algo está mal y no lo ha reconocido todavía, jajaja.

Cepeda: Yo creo que si Marcela no ha cambiado, Patricia menos. No le importa nada, sólo estar bien económicamente. Sea como sea y de dónde lo saque. Si estamos hablando de la vida cotidiana, hay cosas que se han luchado y cambiado un poco. Pero también siento que no es el gran cambio. Que nos falta mucho. Años luz.

Lo del cuerpo ajeno, si bien yo nunca me he fijado en eso ni de chiquita, al final uno termina comentando o diciendo cosas que no… De pronto, hay un poco más de conciencia pero no ha sido el gran cambio.

Ramírez: Creo que es un feminismo que se ha llevado mal. El 8 de marzo (Día de la mujer), aquí en Colombia, las mujeres se levantaron a vandalizar. ¿Cómo el feminismo se traduce a vandalismo? Eso me cuesta trabajo. Creo que estamos mal enfocadas. No puedo generalizar, pero lo único que puedo hacer es por mí. Soy una gran mujer y doy ejemplo, es lo único que puedo hacer. Me duele mucho que el feminismo se esté tornando en vandalismo.

Natalia Ramírez y Lorna Cepeda eran las auténticas villanas de «Betty, la fea».

-Hace 25 años Marcela Valencia y Patricia Fernández eran consideradas las auténticas villanas de la telenovela. ¿Hay otra lectura con el diario de hoy?

Ramírez: Yo siento que Marcela fue la víctima. Y Betty también, de Armando y Mario Calderón. Creo que los villanos son ellos dos. Jugaron con estas dos mujeres de la peor manera. Había toda una fachada detrás de dos hombres trabajadores ejecutivos impecables, pero eran los peores.

-Otra cosa que no pierde vigencia son los memes de Patricia Fernández, Lorna.

Cepeda: Jajaja. Hace rato ya cuando empezaron los memes, con el que dice: “Maaarce… la pobreza me está respirando en la nuca”, yo no me acordaba haberlo dicho. Y decía: mirá lo que me inventaron, pero era cierto. Esos memes son una locura, funcionan para todo.

Época de sueños nuevos

En Puerto Rico desde la pandemia “porque mi esposo es puertorriqueño y mi suegra falleció y luego nos quedamos cuidando a mi suegro”, Natalia acorta cercanías con Cepeda todo el tiempo. Que devuelve con familiaridad cada remate virtual, desde su casa en Cabo San Lucas, México.

-Cuando se conocieron, ambas ya eran madres y mujeres independientes con una carrera por delante. ¿Con qué ojos ven hoy esa foto y los sueños que tenían? ¿Siguen siendo los mismos?

Cepeda: Cuando empezamos, Nati ya era wow. Empezó desde chiquita y ella es cantante, actriz y ya era una superstar que había hecho Quieta Margarita. Yo, apenas estaba empezando, tenía 2 años de carrera cuando nos conocimos en El amor es más fuerte (1998). Y de ahí, salté a Betty. Mis sueños van cambiando y siempre tengo un sueño nuevo.

Ramírez: Cuando estaba haciendo Betty…, ya era madre divorciada. Aunque hace 25 años ya había divorcios, no estaba tan bien visto y para mí terminó siendo un fracaso en la empresa personal. Estaba renaciendo en la parte amorosa, con el que sigue siendo ahora mi esposo.

Y reflexiona: “Hemos sido luchadoras a morir. Lorna seguramente soñaba tener a sus hijos profesionales y lo logró. Yo siempre me le quito el sombrero, porque ella sacó tres hijos sola, mientras yo tenía la ayuda de mi ex. Es el ejemplo perfecto de lo que es una guerrera, que cumple sus sueños y no se pone la excusa de: “Ay, soy madre soltera de tres hijos, no puedo más”. Lorna siempre ha sido un ejemplo de impulso.

«Muertas de la risa», así se llama la obra que Natalia Ramírez y Lorna Cepeda vienen a hacer al teatro Broadway, el 8 de abril.

Cepeda: Nati, voy a echar una llorada ya mismo…

Ramírez: Me tienes que abrazar y pagarme una platica (plata) por eso después, jaja.

Cepeda: Yo tenía ya mis hijos, después me divorcié y fue un proceso muy duro. Tengo mi esposo ahorita y gracias a Dios todo salió bien, pero después de mucho. Yo duré un montón de tiempo sola. No quise mezclar mis hijos con mis relaciones y ahora que todos salieron adelante, me casé, somos felices y he podido cumplir con eso que quería, tener una relación en la que me sintiera amada.

-¿Hay algo a lo que no se le animen? Natalia cocinó en “MasterChef Celebrity”, Colombia y Lorna bailó en “Dancing with the stars”, Costa Rica.

Ramírez: Creo que al porno. Ese género actoral no creo poder hacerlo. Ya imagino el titular: “Natalia no haría porno”.

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