El crimen del trader Fernando Pérez Algaba (41) es uno de los más horrendos de los últimos años. Lo ejecutaron a tiros, descuartizaron su cuerpo y colocaron los restos en bolsas de consorcio, una valija con cuatro DNI y una mochila que después arrojaron en el Arroyo del Rey de Lomas de Zamora.
Para la Justicia lo mataron por una deuda económica que tenía con Maximiliano Ezequiel Pilepich y Nahuel Vargas, dos de los ocho acusados que esta semana comenzarán a ser juzgado por los delitos de “homicidio triplemente agravado por ser cometido con alevosía, por codicia y por ser cometido por el concurso premeditado de varias personas, ello con el uso de arma de fuego”.
El juicio, que arranca este martes, estará a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal N° 9 de Lomas de Zamora, integrado por Juan Manuel Rial, Victoria Ballvé y Andrea Nicoletti. Además Pilepich y Vargas –que eran socios en un emprendimiento inmobiliario– serán juzgados Luis Contreras, Flavia Bomrad, Matías Ezequiel Gil, Fernando Gastón Martín Carrizo, Blanca Gladys Cristaldo y el excomisario porteño Horacio Mariano Córdoba.
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Para el fiscal Marcelo Domínguez, quien investigó el caso, los dos principales acusados fueron los que planificaron y ejecutaron el crimen con la colaboración de los otros implicados que cumplieron distintas roles. Por ejemplo, Carrizo, Contreras y Gil habrían ayudado a descartar el cuerpo del trader con la colaboración del excomisario de la Policía de la Ciudad.
Según la instrucción, el crimen se produjo entre las 6 de la tarde del martes 18 de julio de 2023 y las 3 de la madrugada del día siguiente en el predio del campo “Renacer”, ubicado sobre la ruta 6 y 7 de General Rodríguez. Allí Pérez Algaba fue ejecutado de dos disparos por la espalda, según el informe médico forense.
El empresario llegó allí engañado luego que Flavia Bomrad lo convenció de firmar un documento de reconocimiento de deuda en una escribanía de Castelar en el que los deudores se comprometían a saldar los 50 mil dólares en varios pagos y ceder 17 terrenos de un barrio privado.
Según la fiscalía, “la principal tesis de investigación, que la colecta de elementos convictivos ha arrojado, consiste en que el día 18 de julio, en horario de la tarde, la víctima de autos se había dirigido a cobrar una deuda que tenía con el imputado Maximiliano Pilepich, de la que iba a cobrar un primer pago de 20 mil dólares, dirigiéndose al predio ‘Renacer’, movilizándose en un vehículo marca Range Rover Evoque color blanco, dominio LUA 048, donde también se encontraría con Nahuel Vargas o bien habría viajado con el mismo desde el inicio del trayecto”.
Para el fiscal existía “una relación de amores y odio, en la que se advierte y se puede afirmar la existencia de discusiones, peleas y amenazas que se efectuaban entre ambos” y relata un episodio violento ocurrido meses antes en el mismo campo donde se presume que el trader fue asesinado: “Pilepich le había efectuado disparos de arma de fuego”.
De hecho, la víctima había enviado un mensaje de WhatsApp cuando se dirigía al campo de General Rodríguez porque temía que lo balearan, algo que finalmente ocurrió.
Pérez Algaba tenía la cuenta de su Instagram sin candado y más de 900 mil seguidores. Era muy activo en las redes sociales y todos podían acceder a su contenido, un dato al menos llamativo para una persona que supuestamente debía dinero y recibía amenazas de muerte constantes.
Los registros contables del empresario, que vivía en Barcelona y ese año había regresado a la Argentina para cerrar nuevos negocios, estaban en rojo como dos de las tres sociedades registradas que tenía en el país.
Pérez Algaba tenía doce cheques rechazados por un valor de 929.200 pesos, aunque esta deuda era de una de sus empresas: Motors Lettuce. Esta firma, conformada en enero de 2018, figura como actividad principal la “venta al por menor por correo, televisión y otros medios de comunicación”, y la tenía en sociedad con su hermano Rodolfo.
Hasta mayo de 2020 la víctima también figuraba como presidente de la firma Cegepa SA, dedicada a la venta de autos, camionetas y utilitarios. Un año después, la empresa cambió de nombre y titulares: pasó a llamarse Tonnelier SA.
De acuerdo con el registro del Banco Central (BCRA), Cegepa cuenta con siete cheques rechazados por un valor de 2.530.000 pesos. Además, el trader asesinado aparece como socio de una SRL denominada Luxury Scissors, dedicada al negocio de peluquería, estética y belleza, cosmetología y pedicuría, entre otras cosas.
Miami, Puerto Madero y autos de altísima gama
L.N.
A “Lechuga” -como lo conocían todos- le gustaba mostrar sus lujos. En su cuenta de Instagram, donde tenía más de 900 mil seguidores, publicaba sus viajes y los coches de lujo que manejaba.
En su bio escribió tres frases que supuestamente lo definían: “dime de qué alardeas y te diré de qué careces”; “la vida no te debe nada” y “quien tiene tiene magia no necesita trucos”.
Muchas de sus publicaciones eran desde Miami, aunque estaba viviendo en Barcelona y ocasionalmente viajaba a la Argentina por cuestiones de negocio o para visitar a familiares y amigos.
Su última publicación fue el 15 de julio de 2023, tres días antes de desaparecer. Subió una foto en la que se lo ve sentado en uno de sus autos que curiosamente compartió con un emoticon de un angelito y una mano con un dedo hacia arriba.
En otra publicación que hizo ese mismo día dejó en claro que algo le pasaba. “Para vos que te gusta jugar a poli ladrón, seguí alardeando que el de arriba las ve todas”, escribió. También en esa fecha posteó: “Lo importante no es haber sido, si no haber aprendido”.
Si bien no arrobó ni mencionó a nadie, los investigadores del caso creen que esos tres mensajes estaban dirigidos a Maximiliano Pilepich, el principal acusado por el caso que esta semana deberá responder las acusaciones en su contra.