domingo, 11 mayo, 2025
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Los primeros pasos de León XIV, en el camino que dejó Francisco

“Hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de Doctrina Social para responder a otra revolución industrial y al desarrollo de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”. Las palabras, pronunciadas ayer ante los integrantes del Colegio Cardenalicio, pertenecen a Robert Francis Prevost Martínez, quien con 69 años se convirtió el pasado jueves en el Papa número 267 de la historia, primero nacido en Estados Unidos y, por adopción, primero como ciudadano de Perú, país donde vivió más tiempo y desarrolló la mayor parte de su labor pastoral.

“Tomé mi nombre por León XIII”, subrayó el sucesor de Francisco en el sillón de Pedro, para luego terminar de apuntar a los motivos de esa decisión. “Hay varias razones, pero la principal es porque el papa León XIII, con la histórica encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial”.

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Así, con definiciones simples pero contundentes, el nuevo Pontífice despejó algunas de las incógnitas que podían quedar acerca de los ejes centrales que comenzarán a marcar su incipiente papado. La reivindicación de la Doctrina Social de la Iglesia, fuente del Constitucionalismo Social y de principios del Derecho Laboral centrados en el valor de la persona y el rechazo a considerar al trabajo como mera mercancía, tendrán en León XIV una voz potente en su defensa. Una voz que habrá de escucharse quizá con frecuencia frente a postulados y tendencias actuales en el mundo, donde se mezclan los discursos de una nueva derecha o ultraderecha global con el mensaje de tecno-oligarcas que usan las nuevas tecnologías para imponer sus paradigmas.

Y si alguien antes de la fumata blanca del jueves en la Capilla Sixtina conjeturaba sobre un posible viraje o retroceso en la conducción y guía de 1.400 millones de católicos respecto del camino, la apertura y las reformas que trazara Jorge Mario Bergoglio en los últimos 12 años, fue también su flamante sucesor quien remarcó la sintonía con quien hace un par de años lo nombró cardenal y luego lo ubicó al frente del Dicasterio para los obispos. Un papel clave en el diseño y la impronta de la Iglesia que el papa argentino dejó como legado.

Semejanzas

León XIV mencionó más de una vez a Francisco en su primer mensaje a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro y ponderó las virtudes de su antecesor al hablar ayer ante los cardenales llegados a Roma desde todo el planeta. En una referencia al Concilio Vaticano II, Prevost instó a recoger el legado de Francisco “que recordó y actualizó magistralmente los contenidos de aquella histórica asamblea en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium”. También evocó “el cuidado amoroso de los últimos y descartados, el diálogo valiente y confiado con el mundo contemporáneo en sus diversos componentes y realidades”.

Un diálogo al que, según quienes lo conocen, este hombre nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y llegado a Perú en 1985, tres años después de ser ordenado sacerdote, nunca le escapó. Como tampoco eludió la labor pastoral o misionera y el compromiso social en el norte de este país sudamericano, atravesado por años de desigualdades y violencia política e institucional, a pesar de los “exitosos” números de su macroeconomía.

Desde su primer destino peruano, hace 40 años en Chulucanas, su paso por Piura, Trujillo y sus recorridos por el norte hasta establecerse en Chiclayo (de cuya diócesis Francisco lo nombró en 2014 como administrador apostólico), Prevost pudo constatar de cerca crisis sociales, económicas y políticas, que han jalonado la historia del continente. Combinó su compromiso y empatía con los más humildes con mensajes críticos y de reclamos a los sucesivos ocupantes de la Casa de Pizarro u otras instancias de poder internacional, como el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su vice JD. Vance.

Fue testigo de los últimos años de accionar de grupos armados como Sendero Luminoso o, en menor medida, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) y de la irrupción en el poder de un outsider como Alberto Fujimori, protagonista de una década de gobierno autoritario y marcado por violaciones a los derechos humanos y atropellos a la Constitución, con una guerra incluida con Ecuador, y crímenes de lesa humanidad que le aparejaron al presidente en 2009 una condena a 25 años de prisión de la que fue indultado en 2017, en una decisión que el ahora nuevo jefe de la Iglesia criticó. El entonces obispo de Chiclayo instó a Fujimori a pedir perdón por cada uno de sus crímenes como paso previo a una búsqueda de reconciliación.

Mucho más cerca en el tiempo, a inicios de 2023, Prevost fustigó la represión empleada por el gobierno interino de la actual presidenta, Dina Boluarte, contra manifestantes en Lima y otras ciudades del país. “De verdad me parece que el derecho de hacer manifestaciones debe ser respetado… Hay muchos problemas, sectores de población que se sienten realmente olvidados, ignorados y que tienen reclamos legítimos”, dijo.

“En sus homilías mandaba siempre sus ‘chiquitas’, como le decimos aquí a las críticas, a veces con indirectas o directas, a gobernantes y autoridades”, le dijo desde Lima a Perfil Córdoba el periodista Javier Romero Salazar, quien confesó que se quebró al tener que dar en vivo la noticia de la elección del “papa peruano”.

“Sí, es más peruano que estadounidense”, coincidió también desde Lima ante este diario la periodista Nurik Valenzuela, quien describió como un clima de mucha emoción lo que su país vivió desde el mediodía del jueves.

“Desde que llegó al Perú se enamoró del país”, asegura y repite Edinson Edgardo Farfán Córdova, actual obispo de Chiclayo y quien conoce bien al nuevo Papa.

Esperanza

“Estoy convencido de que el papa León XIV continuará la línea de comunión y cercanía de los pobres que marcó el pontificado de Francisco. Aquí dejó una impronta espiritual y humana que muchos recordamos. Fue un pastor entre la gente, un hombre con olor a oveja”, resaltó el actual obispo de esa ciudad situada a casi 800 kilómetros al norte de la capital peruana.

El periodista Javier Romero recuerda dos momentos recientes muy dramáticos para todo su país pero especialmente para el norte peruano, en los que el nuevo pontífice tuvo protagonismo clave en su comunidad. “Hace cinco años, en la pandemia de Covid 19, conseguir o comprar balones (tubos) de oxígeno para respiradores era ya difícil en hospitales de Lima y prácticamente imposible en ciudades como Chiclayo, con gente desahuciada, y Prevost tuvo un papel activo, organizando colectas, reuniendo fondos para ayudar a dar respuestas a la gente. Lo mismo ocurrió en 2023, cuando el ciclón Yacu azotó el norte de Perú y sur de Ecuador. Ahora sabemos el cariño que tiene el nuevo Papa con Perú, un pueblo muy fiel, según sus propias palabras dichas el jueves en español”, sostiene emocionado Javier.

“El misionero va donde no es querido pero sí lo necesitan, y se queda hasta que es querido pero no lo necesitan”, dijo Prevost hace dos años en su última homilía como obispo de la que llaman “la Ciudad de la Amistad” o “la Perla del norte peruano”, puerta de entrada al departamento de Lambayeque. Parte del Perú profundo o de “la periferia” de la que tanto hablaba Francisco y que desde el jueves pareció emerger más alto que nunca en su historia andina.

Mientras, en Roma, más precisamente en la Basílica de Santa María la Mayor, el nuevo papa –que será entronizado el próximo domingo– rezó ayer ante la tumba de su predecesor y amigo argentino. La imagen afable y los iniciales gestos del segundo pontífice americano parecen calcados del primero.

Vaticanistas y expertos prefieren no hablar de “continuidad” porque cada Papa tiene su propia impronta y contexto. Pero aún más moderado o conciliador, según semblanzas, en las horas que lleva León XIV al frente de la Iglesia, parece claro que la búsqueda de puentes y apertura, pero sobre todo el compromiso social con excluidos, migrantes, postergados o explotados seguirán siendo prioridad.

El legado de Francisco parece estar en las mejores manos, para disgusto de personajes como Steve Bannon, el ideólogo de las nuevas derechas alimentadas a base de posverdad y fake news. Una nueva voz promete alzarse ante un mundo conflictuado. Habrá que ver si mandatarios que tildan de aberración a la justicia social o ministros que ponen de ejemplo a Perú por una estabilidad macroeconómica que “prescinde” de controles democráticos y deja fuera del sistema a los sectores más vulnerables, están dispuestos a escucharla.

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