(Coco Ramón para CDT) Con la mirada puesta en Miami, los gigantes argentinos encaran el novedoso Mundial de Clubes: Boca confía en su mística y River en su elite futbolística, en medio de un torneo con 32 equipos, debut este lunes.
Arranca el primer Mundial de Clubes bajo el nuevo formato de 32 equipos este lunes 16 de junio en Estados Unidos. Argentina estará representada por sus dos colosos: Boca Juniors y River Plate, cuyos sueños y expectativas se entrecruzan en este ambicioso experimento global.
Boca debutará este lunes a las 19.00 en Miami frente a Benfica, en el Grupo C que también integran Bayern Múnich y Auckland City. La delegación Xeneize sufrió un golpe de última hora: se confirmó la denegación definitiva del visado para el defensor Ayrton Costa, uno de los fichajes recientes. Esto obliga al equipo a rearmar su línea de fondo con alternativas como Marcos Rojo. En el mediocampo, el experimentado Ander Herrera parte como candidato a titular y busca recuperar ritmo competitivo. Con esta incertidumbre en defensa, Boca se aferra a su ADN copero y al fervor de una hinchada que ya palpita este desafío en Estados Unidos.
River, comandado por Marcelo Gallardo, debuta el martes 17 de junio a las 16.00 frente a Urawa Red Diamonds, en un Grupo E que completan Monterrey e Inter de Milán. El Muñeco no oculta su ambición: el primer partido marcará si River puede sostener su lugar en la élite del fútbol mundial. En la previa, se especula con la posibilidad real de superar a Inter, subcampeón de la Champions, lo que daría un impulso anímico clave. El conjunto millonario apuesta a la solidez táctica, a la experiencia internacional de su plantel y a la conexión con sus hinchas, que también cruzarán el continente para alentar.
Este Mundial plantea un contraste evidente: el vasto poderío económico de los clubes europeos frente al orgullo sudamericano. La FIFA distribuye premios por 925 millones de euros, y los incentivos son tan altos como las exigencias. Boca y River, además de competir en lo deportivo, buscan reivindicarse internacionalmente: los xeneizes, tras casi 20 años sin presencia global de este calibre; los millonarios, con la intención de ratificar su jerarquía.
La exigencia será máxima: más partidos, rivales de alto nivel y la presión de representar al fútbol argentino en un contexto global. Cada paso será observado con lupa y cada resultado marcará el futuro inmediato. El entorno acompaña: hinchas que buscarán replicar la Bombonera y el Monumental en estadios como el Hard Rock Stadium de Miami o el Lumen Field de Seattle.
Con este torneo comienza un capítulo inédito para los clubes. Para Boca, se trata de reconfirmar la mística y competir desde el alma. Para River, de plasmar sobre el césped la estructura de un club que se proyecta al primer mundo futbolístico. El lunes arranca la batalla mundial y Argentina mira con ilusión.