En la noche previa a la movilización del peronismo a la Plaza de Mayo para reclamar la libertad de Cristina Kirchner, un grupo de militantes encapuchados bajó de una camioneta blanca frente a la casa del diputado José Luis Espert y arrojó en la puerta de su domicilio una decena de bolsas de excremento de caballo.
El hecho fue denunciado por el propio legislador a través de su cuenta de X. A las 20:44 de este martes, Espert tuiteó: «Esto pasó recién en mi casa, una muestra de lo que es el kirchnerismo, de lo que padecimos los argentinos todos estos años. NO NOS VAN A DETENER CON NADA».
Los militantes colgaron, además, un pasacalles alusivo. «Acá está la mierda de Espert», decía el mensaje.
El presidente de la comisión de Presupuesto en la Cámara Baja tuvo un altercado público la semana pasada, cuando insultó a Florencia Kirchner, la hija de la expresidenta, durante una charla en la Universidad Católica Argentina. Ante sus improperios, el público del auditorio reaccionó de forma airada y echó al diputado del panel.
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La escena tuvo tanto impacto que las autoridades de la universidad repudiaron las palabras de Espert, y recalcaron el contenido del mensaje del arzobispo Jorge García Cuerva en el tedeum del pasado 25 de mayo.
La acción de los militantes que enchastraron con caca la vereda del legislador se enmarca en la estrategia de La Cámpora para repudiar el fallo de la Corte Suprema, que dejó firme la condena contra su líder. Como informó LPO, el senador Mariano Recalde dijo este martes, en un encuentro con artistas K, que se dio el pasaje «de la oposición a la resistencia», mientras que Oscar Parrilli expresó en el PJ la semana pasada que «hay que hacer explotar todo el país».
Fuentes territoriales del kirchnerismo atribuyen a la agrupación de Máximo Kirchner el ingreso a «una estrategia insurreccional», y ubican en ese contexto las intempestivas irrupciones militantes en restaurantes para volantear a favor de Cristina, pintadas en paredes de medios de comunicación como radio Rivadavia o el streaming de Olga y cortes en rutas y autopistas como acciones de sabotaje clásicas, al estilo de la vieja resistencia peronista.