El sacudón financiero que están viviendo los mercados internacionales y la volatilidad de los precios de los commodities como el petróleo tienen inevitable repercusión en los planes de producción y desarrollo de Vaca Muerta, los proyectos de expansión de infraestructura y en definitiva en la velocidad en que se puede encarar su transformación.
La baja del precio del crudo Brent que hoy cayó por debajo de los 60 dólares encendieron las alarmas que venían titilando en las últimas jornadas con una depreciación del valor internacional del crudo, tanto por las medidas arancelarias de Estados Unidos como por la decisión de los países de la OPEP de acelerar el bombeo de crudo tras años de recortes.
Si bien ninguna de las dos medidas son cuestiones estructurales sino decisiones que podrían ser revisadas en el corto plazo ante la evidencia de sus efectos, el impacto es casi inmediato, al menos, en el resultado de las exportaciones, mientras que para las inversiones será necesario contar con una visión de mediano y largo plazo para la toma de decisiones, según coinciden ejecutivos de petroleras y analistas del sector.
Con un valor del petróleo Brent, de referencia en las últimas décadas para la industria Argentina, que promedió el año pasado los u$s80 por barril, un derrumbe de los precios tiene impacto en las exportaciones y en la balanza comercial energética en una magnitud estimada en una reducción de US$10 por cada dólar que baja la cotización internacional.
Es decir, por cada US$10 dólares que baja el precio del Brent en los mercados la Argentina pierde exportaciones por unos u$s1.000 millones al año, algo que sólo puede traducirse con un sostenimiento a lo largo de los 12 meses de esa depreciación, de acuerdo a estimaciones en las que coincidieron los voceros consultados.
Sin embargo, las mismas fuentes prefirieron no ser alarmistas porque no está claro cuál va a ser todavía el impacto de la guerra comercial sobre el nivel de actividad, cuya eventual reducción va a significar un menor nivel de demanda de combustibles y derivados de petróleo, eso es lo que va a determinar una tendencia descendente en el precio del crudo.
Pero también resta esperar qué ocurrirá con el anuncio de la OPEP, la organización de países productores de petróleo, de recomponer a mayor velocidad en lo que resta de 2025 y 2026 la reducción de bombeo que acordó entre sus miembros en los últimos años para sostener la demanda y no dejar caer los precios, lo que generó una perspectiva distinta del mercado mundial.
Vaca Muerta y el efecto del derrumbe del Brent
En el primer bimestre del año, la Argentina exportó unos 225.000 barriles día, una participación ínfima ante los más de 100 millones de barriles que se producen diariamente en el mundo, y la mayor aspiración local de corto plazo es alcanzar apenas el 1% de ese total global no antes de 2028. Pero a pesar de la diferencia de escalas, Vaca Muerta percibe plenamente los movimientos del sistema.
Para la secretaria de Energía, María Tettamanti, en la historia de la industria el precio de los commodities tuvieron altas y bajas, pero «los proyectos que interesan a la Argentina son a largo plazo y ensa mirada el negocio de la energía no solo es viable hoy sino que lo va a ser a futuro, por lo que el potencial de Vaca Muerta no cambia».
Por lo pronto el Gobierno seguirá «creando las condiciones en cuanto precios, tarifas y regulatorias para que los privados puedan hacer sus evaluaciones en conjunto con los destinatarios de gas y petróleo ya sea nacional o internacional y que tomen la decisión de inversiones en un segmento en el que el Estado nacional no va a hacer obra pública».
En similar sentido, el presidente y CEO de YPF Horacio Marin, señaló en las últimas horas que la compañía es «resiliente a menos de US$40 el barril» y que poco mas de eso se puede desarrollar toda Vaca Muerta, por supuesto ganando menos plata, pero no perdiendo, lo que en la jerga petrolera se conoce como break even price», es decir el equilibrio en el que los costos de una empresa son iguales a sus ingresos.
A pesar de «la incertidumbre que genera esta gran negociación» comercial global, Marin explicó que la Argentina está en mejores condiciones que años atrás por «el desarrollo de la curva de aprendizaje de la industria en Vaca Muerta y en particular porque YPF se convirtió en una empresa del no convencional y compite, en ese sentido, solo con Permiam de Estados Unidos», la formación geológica e industrial de referencia.
Otro referente del sector que prefiere una menor exposición pública que Marin, consideró que «la clave en este tipo de crisis de precios es cuánto tiempo se extiende, y si bien la incertidumbre existe la industria local ya atravesó escenarios previos complejos en Vaca Muerta, a pesar de lo cual hoy su desarrollo es una realidad. Por delante queda el desafío de ser más competitiva y optimizar la cadena de costos«.
Qué puede pasar con la actividad y las inversiones
Daniel Dreizzen, director de la consultora Aleph Energy, consideró que «hay que tener en cuenta que no es una crisis de una baja del petróleo estructural. No es como la pandemia, no es como la subprime del 2008 o el boom del shale del 2015 de Estados Unidos. Todas esas bajas de crudo eran por temas estructurales que iba a tardar en recuperarse. Esto tiene que ver con una política económica determinada que tranquilamente podría cambiar en cualquier momento».
En tanto, para la Argentina, el exsecretario de Planeamiento Energético entendió que «el impacto es muy fuerte para los convencionales, cuyos costos ya estaban bastante al límite a un precio de u$s80 el barril, con lo cual 10 dólares menos es mucha baja de margen. Y para los no convencionales también es importante, aunque obviamente siguen siendo rentables y si bien un precio a US$60 no es lo ideal hay que empezar a hacer más eficiencias de todo tipo, logísticas, de transporte, operativas para encontrar una mejor salida».
Pero la industria, además, tiene grandes y millonarios proyectos de infraestructura por delante como lo son la construcción del Oleoducto Vaca Muerta Sur que permitirá contar con la mayor terminal de exportación de crudo de la región desde las costas de Río Negro, o el mega proyecto también exportador de Gas Natural Licuado, en el que se embarcaron gran parte de las empresas.
Para el director de la consultora Economía y Energía, Nicolás Arceo, más allá de los costos de desarrollo de Vaca Muerta, una caída en el precio del barril «va a implicar es una caída en el flujo de caja de las compañías petroleras, y eso va a resentir los niveles de inversión en el corto y mediano plazo», por lo que el nivel de actividad en la Cuenca Neuquina va a estar determinado por cómo se visualiza esta contracción de precios.
Ese cambio de la coyuntura internacional, por ahora transitorio, para el economista no cambia toda la estrategia de inversión que vinieron haciendo las empresas del sector a lo largo de los últimos años: «Una caída transitoria en el precio del crudo en torno a los 60 dólares como hoy no implica un escollo para el desarrollo de Vaca Muerta ni tampoco una caída general en el nivel de de actividad», pero sí un flujo de caja más chico ofrecerá un menor volumen de recursos disponibles para la inversión en las grandes obras anunciadas.